24 de agosto de 2007

Viajecitos por el Norte de Argentina II

Cansada de Salta ciudad, decidí instalar mi campamento base en Jujuy desde donde acceder a otros lugares como Purmamarca. ¡Purmamarca es espectacular! Allí llegué con dos compañeros de albergue y mucho sueño, pues la noche anterior me habían invitado a descubrir la noche jujeña rociada de cumbia.

Purmamarca supone otra tortuosa carretera de acceso al pueblito pero vale la pena. Últimamente vengo dándole muchas vueltas a esa sencilla frase, convencida de que la mayoría de las veces en que es usada no vale tanto esa pena que decimos que vale. Pero Purmamarca la vale. En la plaza se agolpan los comerciantes vendiendo guantes y calcetines de lana de llama, cubrecamas de colores y abrigaditos ponchos... Nada que yo me puediera permitir comprar, siempre pensando en que mi mochila es, ya desde que salí de Barcelona, demasiado pesada. Allí probé el locro, que es uno de los platos típicos de la zona. Consiste en un guiso a base de zapallo, maíz y frijoles que se consume en toda la cordillera de los Andes. Fuerte y pesado como buena comida de montaña.

El pueblo de Purmamarca está rodeado por las montañas de los 7 colores, mostrando coloreado paisaje de la foto de arriba. Flipante, ¿no!?