11 de septiembre de 2007

Bolivia está jodida

No puedo hacer una comparativa con tiempos pasados, pero Bolivia ahora está jodida. Uno puede pensar que Evo Morales la está cagando intentando recuperar un sistema obsoleto guiado por Chávez, pero es que el modelo anterior, de mano de los que tenían el poder, estaba muerto hace tiempo. No se puede decir que Bolivia tenga una democracia en la situación de desigualdad social que existe entre indígenas y mestizos ayer, ni todavía hoy, pero al menos "unos pocos", un 54% de la población, le dio su voto al aymara para que intentase cambiarla. A mí me llena de rabia ver cómo aprovechan los detractores del MAS (Movimiento al Socialismo) para desgastar al gobierno con temas tan flojos como el cambio de capitalía, pero lo cierto es que sus métodos logran desestabilizar al gobierno y ponerle nervioso. Entonces es cuando a Evo se le ocurre hacer vitalicio el cargo de presidente o implantar por decreto que la Constituyente se aprobará solamente por mayoría relativa, cagadas que hacen poner los pelos de punta. Jode saber que la oposición se opone a cualquier cosa que haga el gobierno por el simple hecho de que teme perder sus privilegios. Y es que realmente el país no está preparado para que se dé una verdadera cooperación entre las dos Bolivias, ya no sólo entre collas y cambas, sino entre la gente de plata y sus asistentas domésticas. Mientras se siga leyendo lo que decía un columnista hoy en La Razón poco cambiará:

La Asamblea de la discordia

(...) ¿Por qué a una buena Constitución, elaborada por lo mejor de la intelectualidad boliviana de ese entonces, no se le hacen los ajustes necesarios? (...)


(...) "Hay asuntos que el oficialismo quiere aprobar y que sería muy difícil de agregar a una Constitución moderna, hecha por legisladores, y no por pastores y cocaleros. El MAS, con su mayoría, no quiere perder la oportunidad de hacer una Bolivia a su imagen y semejanza y por tanto desea una Constitución indígena, aymara, sin querer entender que en el país la mayoría es mestiza y que ya se está cabreando de disfraces, aptapis y milluchadas. (...)

*Manfredo Kempff Suárez, escritor y diplomático.

La gente como Manfredo no quiere enterarse de que lo mejor de la intelectualidad boliviana representa únicamente a un sector de la población, con un tipo de pensamiento y una concepción de la vida tan diferentes a la otra parte de la población que es imposible que ellos piensen siquiera en una Constitución que beneficie a los otros, porque el concepto de beneficio que tienen unos y otros ya es suficientemente distante entre sí. Mientras los Manfredos sigan despreciando a esa otra parte de la sociedad, a los pastores y cocaleros, como Kempff dice, no hay diálogo posible. Si se llega a una guerra civil en Bolivia es porque esa mayoría mestiza no pudo aceptar la voz despertada de lo que consideraba su cara de postal y su mano de obra barata.

Este fin de semana la mujer de Vicente, el director de la ONG donde estoy, comentaba que había enviado a sus hijos a Bélgica, para nivelar sus conocimientos académicos, pues se sabe que en Bolivia, incluso en los colegios privados, el nivel es muy bajo. Cuál ha sido su sorpresa, decía, cuando sus hijos le explican que los han colocado dos cursos por debajo de su nivel en Bolivia. Julia, como se llama la mujer, pertenece a una familia acomodada de La Paz y conoce bien cómo funciona la sociedad. En medio de la parrillada más rica que he comido en toda mi estancia aquí (hay que decir que la carne estaba adobada por una chica catalana con una receta colombiana -y con eso no quier deciro nada, que aquí la carne es muy buena de cualquier forma) nos explicaba la moda entre las familias de comerciantes de la ciudad, de origen humilde pero cada vez más prósperas, de enviar a sus hijos a estudiar a Londres o París. Los hijos de las familias "de siempre" saben desde bien jóvenes que tienen un puesto asegurado en la política departamental, local, en la empresa familiar, etc. Y aunque toquen a Chopin en sus ratos libres no pegan palo al agua, convencidos de los enchufes familiares. Se supone que, de seguir así, los otros van a regresar más capacitados para gestionar los recursos y atender a las necesidades del país. Ojalá la frase de "Bolivia cambia" que utiliza Evo no sea sólo un eslogan que empieza a estar manido, y que el cambio, aunque venga de la mano de los comerciantes y no de los campesinos, como se esperaba, acabe llegando. Tal vez aquellos sean mejor recibidos por las altas esferas y, habiendo vivido la discriminación que seguro recibirán en Europa mientras se forman, sean más sensibles a la discriminación en su propio país. No sé...Todo es tan corrupto aquí que resulta difícil pensar en alguien que suba al poder y no adopte los mismos métodos. El MAS sucumbió ya hace tiempo y ellos eran la esperanza que nunca se debe perder...