Más y mejores impresiones sobre Sucre

Pero empecemos por el principio. La llegada a Sucre fue muy esperada. Después de un viaje en flota larguísimo; por una carretera, de nuevo, sin asfaltar; más rápido que Fernando Alonso y con una parada de 3 horas en Potosí entre 4 y 7 de la mañana, llegar a Sucre y pegarnos una ducha, después de 4 días sin rozar el agua desde que salimos de Tarija, se vislumbraba en mi mente como un verdadero oasis. Para recurdecer la escena, alguien se meó en el autocar durante el trayecto y cuando Oriol fue a recuperar su mochila, que había dejado en el suelo debajo del asiento, estaba empapada de orines. "¡Cuánta humedad hay en esta ciudad!" pensamos al recogerla y ver que estaba mojada. Pero al cabo de un rato nos percatamos de que la mochila despedía un olor algo desagradable y no hubo más duda. ¡¡¡Casi me muero de la risa al ver la cara de asco de Oriol cuando se dio cuenta de la verdad verdadera!!!
Nos alojamos en un albergue escogido por dos factores: el precio y por disponer de servicio de lavandería. Tuvimos suerte y recalamos en una casa antigua bastante bien conservada, que contaba con un patio hermosísimo desde el que se accedía a todas las habitaciones. Pasé algo de vergüenza cuando llevé la mochila a recepción, junto con otra ropa sucia para disimular (ahí los calcetines que no había conseguido quitarme en 4 días, ni para dormir, debido al frío en el Salar) y solicité que la lavasen. La chica que me atendió no pareció percatarse de nada y yo no me atreví a explicarle la historia, de tan poco creíble que me resultaba a mí misma.
La deseada ducha y un ojeo a la agenda cultural fueron suficientes para darnos cuenta de que debíamos quedarnos otro día más en la ciudad. Casualmente, a la noche siguiente se celebraba el preludio de la fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe, la patrona de Sucre, formado por las danzas de los y las bailarines/nas de diferentes agrupaciones folklóricas. ¡Fue increíble! Y eso que muchos de los danzarines no vestían los trajes típicos, al tratarse del preludio y no de la fiesta oficial.
Antes de eso, comimos chorizos y bebimos batidos "completos" a base de 8 frutas distintas en el mercado central; asistimos a una

A pesar de lo a gusto que se está en Sucre, nuestro viaje debía continuar y el siguiente destino planificado era Potosí.
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