26 de septiembre de 2007

Adiós a Tarija

El día 24 de septiembre me fui de Tarija. Me despedí de algunos de mis amigos y conocidos allá, no tuve tiempo de hacerlo de todos. La llegada de Oriol unos días antes hizo más dulce mi marcha. Es muy extraño marcharse de un lugar teniendo la sensación de que no vas a volver más, decirle adiós a personas que quisiste con las que tal vez no vuelvas a encontrarte cara a cara.

Pero la vida sigue su curso. El francés con el que realizaba el reportaje me pagó 500 bolivianos de su sueldo como "propina" por el trabajo hecho y con eso convoqué una parrillada a las afueras de Tarija; la última de las parrilladas chapacas, bañadas con vino y Singani, donde Oriol pudo degustar la amabilidad y simpatía de mis amigos presentes y el trago local. ¡Y quedó encantado, cómo no!

No sé cómo hubiese sido en otro lugar, pero Tarija me ha permitido vivir una experiencia increíblemente grata y llegar a realidades y percepciones que de otra forma jamás hubiese conocido, al menos no desde Barcelona. Así que me marcho de aquí encantada de la vida, contenta de conocer a quien conocí, de vivir lo que viví, de ser quien fui en esta ciudad y con ganas de seguir conociendo este país al lado de Oriol, que por fin está aquí.